domingo, 18 de octubre de 2015

ANIMO Y FORTALEZA


ÁNIMO Y FORTALEZA

2º Tesalonicenses 2:13  Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad. 14 Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo. 15 Así que, hermanos, sigan firmes y manténganse fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, les hemos transmitido. 16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, 17 los anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno.

Mientras los versículos anteriores hablan del poder de la mentira en el cual muchos caerán y justamente serán castigados por haber rechazado la verdad, a partir del versículo 13 se hace una breve aclaración “Nosotros, en cambio” ¿Quiénes nosotros? Los que ya hemos creído, los hijos de Dios. El apóstol Pablo prosigue “Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad”.  Mientras aquellos recibieron la fuerza diabólica del engaño para creer en la mentira nosotros los hijos de Dios fuimos escogidos para ser salvos, eso implica ser amado por Dios y ser favorecido cuando Él nos dio la revelación de la verdad; no depende de la inteligencia, ni educación de la persona para creer a la mentira, asimismo no depende de la inteligencia o la educación para obtener la salvación porque esta es una obra totalmente divina.

Hebreos 12:2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

EL versículo anterior lo afirma: “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe” dejándolo únicamente a Él como autor absoluto, que nadie se meta cuando se trate de la salvación, el único que se lleva los honores es Dios. Nada ni nadie está involucrado a la hora que Dios salva al ser humano; quien hizo la fe fue Dios, cuándo tú crees en el evangelio ¿Tienes fe porque eres tú el que la tiene o porque Jesús te la regalo? En el siguiente versículo se nos explica más claramente.

Efesios 2:8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios.

“Regalo de Dios” ¿Quedó claro? Si pregunto qué es la fe ¿Qué dirás? Seguramente esto: Es el regalo de Dios, de manera que Jesús es el autor y consumador de la fe, en otras palabras el que la inicia y le pone fin. Él nos da la fe para que creamos y gracias a su poder esa fe producirá en nosotros su efecto y resultado que es la salvación, esta es un don divino, es Dios quien lo hace por eso dice el versículo: 13 “porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos” cuando habla del principio no se refiere al inicio de nuestras vidas; sino a la creación misma, cuando ni aun Dios había formado la tierra y lo que en ella hay, el mismo principio que menciona Génesis 1:1 “en el principio creó Dios los cielos y la tierra.”

El mismo principio que menciona el evangelio de Juan.

 Juan 1:1 En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.

La salvación no es algo que nosotros escogemos, sino es algo que Dios escogió para los que Él quiso y dice: “Nos escogió desde el principio para salvación” Él escogió los que deseaba salvar, de manera que si lo analizamos “escoger” implica 2 cosas: Primero se elige algo de manera positiva porque usted lo escoge, pero en el mismo acto que usted escoge una opción de varias posibles usted está rechazando al resto, la elección tiene 2 caras lo que se elige de manera positiva y el negativo lo que se rechaza, de igual forma es la salvación. Aquellos que fueron escogidos desde el principio y los condenados o rechazados desde el principio, si uno se pregunta ¿Qué fue lo que movió a Dios para escoger a los que escogió y rechazar a los que no escogió? La respuesta es sencilla NO LA SABEMOS.

¿Dirás cómo es eso? La Biblia no lo explica, seguramente Dios tuvo y tiene sus razones, ni lo seres humanos hacemos algo sin razón de ser. Permíteme dar un ejemplo, la elección no depende ni de las obras, ni de la conducta del ser humano, porque la elección se produjo antes, en el principio cuando nada había sido creado, nadie existía, aun así Dios en su sabiduría vio a los que existiríamos e hizo la elección y dijo tú y tu serás salvo y al hacer esto rechazo a los que no escogió, como lo veremos a continuación en la narración de Pablo a los Romanos, relatando lo que Génesis dice sobre Jacob el patriarca hijo de Abraham e Isaac.

Romanos 9:11 Sin embargo, antes de que los mellizos nacieran, o hicieran algo bueno o malo, y para confirmar el propósito de la elección divina, 12 no en base a las obras sino al llamado de Dios, se le dijo a ella: «El mayor servirá al menor.» 13 Y así está escrito: «Amé a Jacob, pero aborrecí a Esaú.» 14 ¿Qué concluiremos? ¿Acaso es Dios injusto? ¡De ninguna manera!

¿Por qué amo a Jacob y porque aborreció a Esaú? Alguien pudiera decir: Es que Dios sabía que Jacob sería bueno y Esaú malo ¿Quién dice que Jacob era bueno? Según la Biblia fue mentiroso, usurpador, tuvo 4 mujeres, engañó a su suegro; tampoco significa que Esaú era bueno, de ninguna manera la misma Biblia afirma que “No hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10) queda claro lo que relata Pablo “no habían nacido” y Dios dijo: a Jacob “ame y a Esaú aborrecí” dejando claro que la salvación únicamente dependía de Dios que es quien elige.

Romanos 9:16 Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios.

La salvación no se basa en que Dios prevea y diga: ¡Ah este será bueno y creerá! De ninguna manera, porque entonces ya no sería de Dios la salvación, porque Él se estaría sometiendo a al resultado de si tal o cual hombre creyó o no creyó, como ya lo hemos visto la elección es de su propia voluntad y lo único que nos deja claro la Palabra de Dios es eso. No nos dice los razones, aunque sin duda las hay; no es por ser bueno o malo, es porque Dios así lo elige, es un propósito que nace en el corazón de Dios por razones que desconocemos y que tenemos claro que Dios en su infinita sabiduría así procede. Cuando lo hace nada ni nadie puede anular ese decreto, si esto es así ¿Cómo terminará la vida de alguien a quien Dios escogió? ¿Salvo o condenado? Sencillo salvo pues para eso lo escogió Dios.

Podemos pensar en lo siguiente si yo tengo un lapicero y lo escojo para escribir ¿Cuál será el fin de ese lapicero? Exacto, será escribir, será su propósito, pero como ser humano yo pudiera perder ese lapicero y vería truncado el propósito y fin del mismo; sin embargo Dios todopoderoso no tiene esa dificultad. Él no puede perder nada, es perfecto, tiene todo el poder, de manera que si Dios dice fulano y mengano serán salvos nada ni nadie podrá impedir que lo sean, su destino ya está fijado, es a lo que se le llama teológicamente “predestinación” la biblia lo habla.

Efesios 2:4 Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor 5 nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad.

¿Cómo funciona? Volvamos analizar los versículos en cuestión versículo 2º Tesalonicenses 2:13 “mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad.” Cuando llega el momento, la fecha, la hora, el día, para hacer realidad de la salvación en nosotros el Espíritu Santo viene y nos atrae y como dice el evangelio de Juan.

Juan 16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio.

Cada uno de los que ahora creemos llegó el día en que creímos y dejamos de vivir para el pecado porque el espíritu santo nos convenció de pecado y como una vez dijera Pedro.

Lucas 5:8 Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: ¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!

Fue allí donde la sangre de Cristo se hizo efectiva en nuestra vida y Dios nos salvó y limpio de toda maldad y nos santificó por medio de su Santo Espíritu, fue el Espíritu santo el que nos atrajo; no es porque la abuelita me insistió, ni porque mi mama me obligo o porque alguien me invitó, de ninguna manera; lo que sucedió es que ese fue el medio que Dios ocupó y estando en el lugar indicado me reveló su verdad y me transformo y me regaló la fe por ende la salvación. Cuando eso sucede Dios dice: ¡Hijo! venga usted no está acá para que ande de borrachito o robando o matando el Espíritu viene y nos aparta para siempre para ser salvos ¿Qué aporta el ser humano en el momento de la conversión? NADA como lo hemos visto únicamente es Dios quien salva de Él es la fe y Él la regala a quien Él quiere. Dios produce el querer y el hacer, si Dios no hace eso en nosotros nunca nos entregaremos a Él, por eso dice la Biblia que Él es el autor y consumador de la fe como lo dice Hebreos 12:2, por eso decimos lo que repite la Escritura la salvación es por gracia.

Analicemos el siguiente versículo (2º Tesalonicenses 2:14) “Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio” lo que hemos hablado, la elección, el momento, la hora, la fecha indicada, se hace posible a través de una cosa. “El evangelio” por medio de la presentación de este los planes de Dios de toda la eternidad pasada y los milenios que han pasado incluyendo que Jesús muriera en la cruz surte efecto cuando se predica, se expone el Evangelio, no importa donde este sea predicado, uno debe entender lo que significa predicar el Evangelio, esto no es una forma de ganarse la vida, ni es que la persona se lucirá y dirá: “Le mostraré todo lo que yo sé” no es para entretener, predicar el Evangelio es cuando todo el designio soberano se cruza en el espacio y Dios dice hoy es el momento y las personas creen. Hay que tener esta conciencia cuando predicamos el Evangelio, estamos cumpliendo un designio de Dios que viene de milenios atrás que Dios lo preparó y ordenó y monta el escenario para el que tenga que creer crea. El Evangelio es el medio por el cual Dios atrae a las personas, no es algo sencillo; es el plan de Dios para cumplir sus propósitos eternos, la salvación de los que Él eligió desde antes de la fundación del mundo.
Si la elección viene de Dios, si Dios nos santificó y nos predestinó para ser salvo esforcémonos, seamos firmes en el servicio a Dios y en la comunión con Él, porque ya sabemos nuestro futuro, como lo dice el siguiente versículo (2º Tesalonicenses 2:17) “Los anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno”. Esta fue la súplica de Pablo, que Dios nos dé ánimo y fortaleza, es lo que debemos tener, ánimo y fortaleza, habrán situaciones que atentaran para desanimarnos, pero no hay que desanimarse, ¡ánimo! Hay que ser fuertes, si escucha decir: ¡Hay hermano las pruebas son duras! ¿Quién le dijo que estaría en una hamaca? ¿Quién dijo que el camino seria de pétalos y rosas Jesús dijo:

Juan 16:33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.

Siempre ¡animo y fortaleza! no temer porque el Señor está con nosotros, cada día de nuestra vida habiendo sido escogidos por el Padre y habiendo muchos mas nos escogió a nosotros, aunque no sepamos las razones, solo sabemos que no fue por obras, sino solo por gracia y esa salvación se hizo realidad en el tiempo a través de la exposición del Evangelio. Una vez completado eso ¡animo y fortaleza! mire no me dan ganas de seguir, yo le digo. ¡Animo y fortaleza! mire los mismos hermanos los desaniman a uno, yo le digo ¡Animo y fortaleza! Es que mire en la iglesia es donde más chambre hay, yo le digo ¡Animo y fortaleza! en la iglesia es donde se está peleando la batalla de nuestra fidelidad o infidelidad al Evangelio por el cual obtuvimos la salvación, cuando escuche alguien que diga: ¡Hay estoy mal, desanimado, ya no seguiré! Usted  responda: ¡ANIMO Y FORTALEZA! porque nuestro destino es ver la gloria de Dios.

2º Tesalonicenses 2:16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, 17 los anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno.

¡GLORIA A DIOS! 

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